COPA PISTÓN

Iker Rico, emblema del Butaneros FC y leyenda viva de la liga, enfrenta quizás la etapa más difícil de su carrera. A sus 120 años, su presencia en el campo sigue siendo un símbolo de experiencia, pero la realidad es innegable: su rendimiento ya no está a la altura de las exigencias de esta competición.

Las últimas temporadas han mostrado un declive evidente en su velocidad, precisión y resistencia, atributos que alguna vez lo hicieron destacar. Su impacto en los partidos se ha reducido, y las estadísticas no mienten: ha contribuido con pocos goles y asistencias en el último año, y su influencia en el medio campo es prácticamente inexistente.

Aunque su legado en Butaneros FC está asegurado, aferrarse a la titularidad podría dañar su reputación y frenar el desarrollo de jóvenes talentos que piden a gritos una oportunidad. Quizás sea el momento de que Iker dé un paso al costado y considere un retiro digno, dejando un espacio para una nueva generación que revitalice al equipo.

Los ídolos deben saber cuándo retirarse, y tal vez para Iker Rico ese momento ya llegó.